Más allá del hambre...
- Yais Barroso

- hace 4 días
- 1 Min. de lectura
Hay momentos en que el cuerpo pide comida, pero lo que de verdad busca es consuelo.
Esa urgencia no nace en el estómago, sino en algún lugar más interno donde algo quedó sin atender.
El hambre emocional no es un exceso de deseo, sino un intento de equilibrar lo que se desborda.
Comer puede ser una pausa, una forma de calmar, una manera de sentir presencia cuando las palabras no alcanzan.
Cada relación con la comida tiene su propio lenguaje.
Hay quien come para no sentir y quien deja de comer para recuperar control.
En ambos gestos hay un mensaje que no siempre se comprende, pero que siempre habla de vínculo: con uno mismo, con el cuerpo, con la historia.
Mirar la comida desde lo emocional no es juzgar el hábito, sino traducir lo que expresa.
Y cuando ese gesto puede ponerse en palabras, deja de ser automático para convertirse en señal.
A veces, acompañar ese diálogo con presencia profesional permite descubrir qué hay detrás de ese hambre que no se sacia con comida.
Porque en ese encuentro con lo que el cuerpo intenta decir, también empieza una nueva forma de cuidarse.
Nos vemos en sesión ☺️
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