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🌟 La certeza que abre puertas

La seguridad interior no siempre nace del saber, sino de una sensación más profunda: la de estar en el lugar correcto, incluso sin tener todas las respuestas.

No es ausencia de duda, es confianza en la dirección que ya se intuye.


Se cuenta que un hombre llegó un día al banco del reino en busca de trabajo.
No tenía fortuna ni apellido, solo la calma de quien conoce su propósito.
Cuando le preguntaron por qué deseaba el empleo, respondió:
“Algún día me casaré con la hija del rey, y necesito empezar por aquí.”

Su historia no habla de destino, sino de claridad.

No esperaba señales, no necesitaba garantías: caminaba en coherencia con su convicción.

Y esa coherencia, y claridad fue lo que hizo que las puertas se abrieran.


Desde lo clínico, la certeza interior no tiene que ver con la ausencia de miedo.

Aparece cuando el pensamiento deja de girar en torno a lo que falta y empieza a orientarse hacia lo que puede sostenerse hoy.

No es impulsividad ni fe ciega, pero tampoco parálisis.

Es un modo de habitar la duda sin rendirse a ella.


A veces, reconocer esa dirección interna y darle forma con acompañamiento puede devolver claridad al movimiento.

No para saberlo todo, sino para caminar con más calma y sentido.


Nos vemos en sesión ☺️


Reflexión profesional. No reemplaza un proceso terapéutico personalizado.


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