El cuerpo como memoria y espejo
- Yais Barroso

- 12 nov
- 1 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
El cuerpo recuerda de maneras que a veces sorprenden.
Una tensión que se repite, una respiración corta, un cansancio que no mejora.
No siempre se trata de algo físico: muchas veces son formas en que el cuerpo traduce lo que aún no encuentra palabras.
Cada historia deja rastros.
Algunas experiencias se guardan en los músculos, en la postura o en la manera de reaccionar ante el contacto o el estrés.
El cuerpo se convierte entonces en un espejo: refleja cómo se está, incluso cuando la mente intenta seguir adelante.
Escuchar esas señales no implica interpretarlas de inmediato, sino reconocer que también comunican.
Prestar atención al cuerpo es una forma de presencia, de respeto hacia lo que se siente y hacia los límites que necesita.
A veces el cuerpo empieza a hablar cuando las palabras ya no alcanzan.
Y poder entender ese lenguaje con ayuda profesional no es debilidad, es cuidado.
Porque cuando el cuerpo deja de cargar solo con la historia, todo el sistema empieza a descansar.
Nos vemos en sesión ☺️
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