Cuando la culpa toma la voz...
- Yais Barroso

- 10 sept
- 1 Min. de lectura
Hay emociones que no solo se sienten: también hablan.
A veces lo hacen en silencio, a través de pensamientos que repiten lo que faltó, lo que se hizo mal, lo que se podría haber evitado.
La culpa y el miedo suelen disfrazarse de responsabilidad.
Parecen ayudar a corregir, pero cuando se quedan demasiado tiempo, dejan de cuidar y empiezan a desgastar.
Esa voz interna, que alguna vez nació para proteger del error o del rechazo, termina decidiendo el valor de todo lo que hacemos.
Entonces la mirada hacia uno mismo se vuelve un examen constante.
Cada emoción se revisa, cada decisión se cuestiona.
Y lo que al principio era deseo de hacerlo bien, se convierte en la sensación de que nada alcanza.
La autocrítica no siempre castiga: a veces intenta mantenernos a salvo.
Pero vivir desde ese lugar agota; nos deja sin espacio para reconocer lo que sí está en pie.
A veces hace falta detenerse y mirar de dónde viene esa voz tan exigente.
Comprender su origen, sin miedo y sin prisa, permite empezar a relacionarse con uno mismo desde otro lugar, donde la culpa deja espacio a la comprensión.
Nos vemos en sesión ☺️
Reflexión profesional. No reemplaza un proceso terapéutico personalizado.



