top of page

Cuando la culpa toma la voz...


Hay emociones que no solo se sienten: también hablan.

A veces lo hacen en silencio, a través de pensamientos que repiten lo que faltó, lo que se hizo mal, lo que se podría haber evitado.


La culpa y el miedo suelen disfrazarse de responsabilidad.

Parecen ayudar a corregir, pero cuando se quedan demasiado tiempo, dejan de cuidar y empiezan a desgastar.

Esa voz interna, que alguna vez nació para proteger del error o del rechazo, termina decidiendo el valor de todo lo que hacemos.


Entonces la mirada hacia uno mismo se vuelve un examen constante.

Cada emoción se revisa, cada decisión se cuestiona.

Y lo que al principio era deseo de hacerlo bien, se convierte en la sensación de que nada alcanza.


La autocrítica no siempre castiga: a veces intenta mantenernos a salvo.

Pero vivir desde ese lugar agota; nos deja sin espacio para reconocer lo que sí está en pie.


A veces hace falta detenerse y mirar de dónde viene esa voz tan exigente.

Comprender su origen, sin miedo y sin prisa, permite empezar a relacionarse con uno mismo desde otro lugar, donde la culpa deja espacio a la comprensión.


Nos vemos en sesión ☺️


Reflexión profesional. No reemplaza un proceso terapéutico personalizado.


bottom of page